PORQUE SON NUESTROS HERMANOS


“Porque no se trata sólo de migrantes, se trata de vencer nuestros miedos”

Papa Fancisco.

Tapachula, Chiapas a 11 de septiembre de 2019.

En el marco de la celebración de la 105 Jornada Mundial del Migrante y Refugiado, los obispos encargados de la Pastoral de Movilidad Humana, y los secretarios ejecutivos respectivos de los países de México, Guatemala, Honduras y El Salvador, participamos del VI Encuentro Frontera Sur, con la finalidad de consolidar los procesos de acompañamiento de migrantes y refugiados, buscando una mayor y mejor articulación de las conferencias episcopales siempre a favor de los hermanos migrantes, manifestando nuestra preocupación por las causas que ocasionan la necesidad de migrar desde sus países de origen y las condiciones en las cuales tienen que emprender el peligroso e incierto camino para buscar una nueva oportunidad de vida y trabajo.

Como pastores de nuestro pueblo, los obispos estamos cercanos a los hermanos que sufren, y constatamos el sufrimiento de los migrantes, los riesgos y peligros a los que se enfrentan al dejar la seguridad del hogar, la desunificación familiar, sobre todo cuando los niños son separados de sus padres, entre otras razones, a causa de las deportaciones masivas que se dan desde EU a México, y de México a países de Centroamérica.

Nos preocupan las condiciones de marginación y riesgo, que ocasiona la detención de quienes intentan cruzar el territorio mexicano. Al encontrarse con políticas migratorias restrictivas, por lo que manifestamos nuestra preocupación por la seguridad y dignidad de nuestros hermanos migrantes.

Los esfuerzos que venimos realizando en otros encuentros de obispos, como el reciente de Tex-Mex, las Californias y Arizona, nos impulsan a seguir colaborando de manera conjunta, y de la misma forma, exhortamos a los gobiernos de los países de Centroamérica, México y EU a que venzan los miedos que pueda generar la migración, porque se trata de nuestros hermanos, y a que trabajen también de manera conjunta y organizada para generar políticas migratorias justas que promuevan el verdadero sentido de una migración organizada.

Al obsevar una politica migratoria de contención, pedimos un respeto a los derechos humanos de los migrantes, de los defensores y agentes de pastoral, y de los mismos albergues. Se requiere de un corredor migratorio digno y seguro que proteja, lo que advertimos en nuestra estancia aquí, un gran numero de familias migrantes, una cantidad preocupante de niños y jovenes e incluso adultos mayores, migrantes centroamericanos y extracontinentales que sufren las inclemencias del clima, y ven truncados sus sueños de encontrar una mayor calidad de vida, ya que son expuestos a constante vulnerabilidad.

De esta manera, nos reunimos con la finalidad de hacer presente el principio evangélico de la caridad y visibilizar el trabajo que miles de voluntarios y responsables de albergues, así como agentes de pastoral de movilidad humana, realizan en la atención directa a los migrantes, por medio del acompañamiento y orientación, proporcionando alimento, cobijo, seguridad y bienestar, dando testimonio de que se pueden vencer los miedos y mirando en el migrante el rostro de Cristo que “no vino a ser servido sino a servir”. Manifestamos así la necesidad de hacer presente también un humanismo que nos lleve a ser cada vez más coherentes con lo que creemos y predicamos, queriendo motivar a todos a velar por los derechos humanos del migrante, entre los cuales está el derecho a no tener que migrar, y salvaguardar la integridad y la vida.

Como obispos, alentamos a nuestros fieles a mantener la esperanza en la vida nueva. Es tarea de los fieles que celebran esta fe, agradecer a Dios por llegar a la primera meta, el sueño americano, y además mantener la esperanza de llegar a la meta final, al encuentro con el Padre celestial. Esto es lo que nos alienta a seguir adelante, puesto que somos peregrinos y a la vez migrantes, no obstante el sufrimiento causado por la injusticia y la pérdida de valores. La confianza y la esperanza suscita el ánimo y nos da aliento para buscar una vida digna y tranquila para ser constructores de Paz.

No olvidemos que cada migrante es portador de los valores humanos de su país, por la riqueza de sus tradiciones y costumbres, ellos llevan un espíritu de vida y de fe, con la posibilidad de enriquecer la cultura del lugar que los reciba.

Nos encomendamos a la Sagrada Familia de Nazareth, para que interceda por nosotros y por tantas familias que han tenido que separarse a consecuencia de la migración.

+ José Guadalupe Torres Campos.

Obispo de Ciudad Juárez

Responsable de la DEPMH

+ Miguel Ángel Moran

Obispo de Santa Ana, El Salvador.

+ Jaime Calderón Calderón

Obispo de Tapachula, Mexico

+Guido Charboneau

Obispo de Cholutaca, Honduras.

Pbro. Robert Stark

Desarrollo Humano Integral

Migrantes y Refugiados Vaticano

+ Elías Samuel Bolaños

Obispo de Zacatecoluca, El Salvador.

+ Constantino Barrera Morales,

Obispo de Sonsonate, El Salvador.

+ Alfonso G. Miranda Guardiola

Obispo Auxiliar de Monterrey

Secretario General de la CEM